3 dic 2012

Even after all...

No hay dia que la música no me tranquilice, ni dia que no me haga llorar el alma de alegria o de tristeza. Jamás se borra, siempre se apunta.
Hace que esos resquicios de locura se vuelvan una sensatez de monje tibetano, participa en la construcción de los puentes entre mis dudas para hacer más fácil todas las preguntas y así llegar a la fuente de 10.000 chorros de solos que Finley Quaye pone a sus 'canciones de situación, canciones in zion', como le gusta al menda llamarles...
Lo sabemos todo y no sabemos nada...
Desde los besos de por la mañana hasta los que vienen más allá del ocaso.
Incluso después de todo una voz que tiembla y posturea diciendo demasiadas pero justas veces 'love' se entremezcla como polvo y aire, como dulce de leche y helado de vainilla, con las ganas que tengo de dormir y las de pensar, amantes y amigas, confidentes; dando como vertiginosa circunstancia que mis oarpados se cierran a la velocidad del viento y la cabeza no le va a la zaga, solo que para lo contrario... Y digo, que la tranquilidad vale su peso en oro, por eso es tan dificil de obtener. Y que las luchas, por muy pequeñas que sean, jamás empequeñecen al que la pelea con esfuerzo.
Even after all, after the fall...

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