... que no todos somos cebollas.
Gracias a las estrellas sin miedo, mis capas adquieren características de piel muerta de un reptil.
Se va quedando atrás el caparazón exfoliado, a mi piel le ataca el frío.
La armadura 'cortaalas' aligeró su peso por un beso, voló cual diente de león en exceso, decían. A mí me parecía que no me quedaba ni un hueso, sólo podía enseñar mis dientes a tu dermis y decirle: 'Lujuria'.
Gracias a las estrellas sin miedo, mis capas adquieren características de piel muerta de un reptil.
Se va quedando atrás el caparazón exfoliado, a mi piel le ataca el frío.
La armadura 'cortaalas' aligeró su peso por un beso, voló cual diente de león en exceso, decían. A mí me parecía que no me quedaba ni un hueso, sólo podía enseñar mis dientes a tu dermis y decirle: 'Lujuria'.
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